Algunas veces creo que tengo un escepticismo radical, de esos a ultranza, irracionales, poco meditados y absurdos. Me empeño en dudar que las cosas puedan cambiar. El tiempo, por ejemplo. Empieza a refrescar, pero no, esto no puede ser en serio, ayer hacía calor, y yo estoy acostumbrada a que haga calor. Esto es sólo un lapsus temporal. Mañana volverá a ser todo como siempre. Lógicamente, paso frío durante el periodo de transición otoño-invierno, tozudamente aferrada a la temperatura anterior.
Los sentimientos, por poner otro ejempo. Que alguien te quiere, pues au, ya ha caído en la red. Te quiere ahora y mañana y… etcétera, no llego ni a entender hasta cuándo. Se supone que eso es así y no hay más cuestiones.
Quizá sea una lógica litómana. De la filosofía inamovible del empedrado eterno. La máxima es: las cosas no cambian. Chocar contra el muro de madera reversible es sólo cuestión de tiempo y de circunstancias.
Y aquí andamos, mi incredulidad y yo, mirando a un lado y a otro, buscando la cámara oculta.
¿Dónde está el útero materno?
¿Y el amor eterno?
¿A dónde huyeron las certezas?
Sin nada de lo anterior, queda una especie de desnudez irreparable… y me empeño en paliarla, pero ningún remedio quiere trascender…
Y me quedo estúpidamente rememorando, como siempre. Y me viene a la cabeza:
No, no me pidas un beso eterno,
no me pidas más de un momento
no puedo darte más...
Otra BSO.
4 comentarios:
Con las personas, ¿también eres escéptica?
Sobre todo con las personas.
;)
para crear algo "eterno" se debe crear un día a día.. querer, respetar, cuidar, amar.. a la otra persona a cada momento, a cada instante. Porqué solo así conseguiremos lo eterno
Gran error en creer que lo que un día conseguimos será para siempre sin esfuerzo..
Sólo el amor es eterno.
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